1.8. EMPRENDIMIENTO ANTE LA IGUALDAD Y LA INCLUSIÓN

El emprendimiento actual no se limita a generar beneficios económicos, sino que también debe contribuir a la igualdad y la inclusión social.

Integrar estos valores en la empresa significa diseñar productos y servicios accesibles, promover equipos diversos y garantizar trabajo decente.

Además de mejorar la reputación, estas prácticas abren nuevos mercados y aumentan la innovación.

A través de propuestas de valor inclusivas, alianzas con entidades sociales y estrategias de accesibilidad, las empresas pueden reducir desigualdades y crear un impacto positivo. De este modo, el emprendimiento se convierte en una herramienta transformadora al servicio del desarrollo sostenible.

Emprender no consiste únicamente en generar beneficios económicos, sino también en reducir desigualdades y ampliar oportunidades. Los modelos de negocio inclusivos integran la igualdad en su propuesta de valor, en la gestión de los equipos y en el impacto que generan en la sociedad. De esta manera, se alinean con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente con el ODS 5 (Igualdad de género), el ODS 8 (Trabajo decente y crecimiento económico) y el ODS 10 (Reducción de las desigualdades).

La importancia de la igualdad y la inclusión en la empresa se refleja en varios aspectos:

Por un lado, diseñar productos y servicios accesibles y diversos permite ampliar la base de clientes y llegar a colectivos que suelen estar desatendidos.
Por otro, los equipos diversos favorecen la creatividad, la innovación y una mejor capacidad de adaptación a los cambios.
Además, una gestión inclusiva reduce riesgos legales y reputacionales, fortaleciendo la imagen de la empresa frente a la sociedad. De hecho en las empresas de más de 50 trabajadores se debe reservar un 2% de plazas para personas con discapacidad acreditada.

MEDIDAS DE IGUALDAD E INCLUSIÓN

La igualdad implica garantizar las mismas oportunidades reales para mujeres y hombres en el acceso al empleo, la promoción profesional y las condiciones salariales. En la siguiente imagen se pueden ver medidas de igualdad que las empresas suelen aplicar:

La inclusión se centra en dar espacio a colectivos infrarrepresentados, no solo como clientes, sino también como parte de la plantilla o incluso en la gestión empresarial. A ello se suma la necesidad de promover un trabajo decente, es decir, empleo con derechos, seguridad y protección social. Un concepto clave es el del diseño universal: crear productos y servicios utilizables por el mayor número de personas posible desde el inicio.

Estos principios se pueden integrar en diferentes áreas del modelo de negocio.

La propuesta de valor debe plantear soluciones que eliminen barreras, como interfaces accesibles o un lenguaje claro.
Los segmentos de clientes pueden incluir a personas con discapacidad, jóvenes sin recursos, mayores o habitantes de zonas rurales.
Los canales y la relación con el cliente han de ser accesibles y no discriminatorios.
Los recursos y actividades clave, es necesario revisar los procesos de selección para evitar sesgos, formar al personal en inclusión y optar por proveedores responsables.
Las alianzas con ONG, centros especiales de empleo o asociaciones locales refuerzan el impacto social.
La estructura de costes e ingresos también puede reflejar un compromiso inclusivo mediante precios justos, tarifas sociales o licencias educativas.

Para avanzar en este camino, las empresas pueden aplicar estrategias concretas. Entre ellas se encuentran:

El design thinking inclusivo, que consiste en co-crear soluciones con usuarios diversos.
El diseño universal desde el inicio, que asegura accesibilidad en tipografías, contrastes o subtitulado
La eliminación de sesgos en la selección y comunicación interna.