La gestión de riesgos consiste en repartir el riesgo entre distintos elementos, de manera que las probabilidades de perder o ganar se compensen, minimizando así el impacto negativo de algún evento imprevisto en uno de los elementos.
Sigue la máxima: «no poner todos los huevos en la misma cesta».
En el ámbito económico-financiero, se pueden diversificar riesgos en los siguientes campos:
- Diversificación por activos: Combinar diferentes tipos de inversiones como acciones, bonos, bienes raíces o inmuebles y materias primas.
- Diversificación sectorial: Invertir en empresas de diversos sectores económicos como tecnología, salud, finanzas y energía.
- Diversificación geográfica: Distribuir inversiones en diferentes países o regiones para aprovechar distintas etapas del ciclo económico.
- Diversificación por tamaño de empresa: Incluir en la cartera empresas grandes, medianas y pequeñas para equilibrar estabilidad y potencial de crecimiento.
- Diversificación por divisas: Adquirir activos en diferentes monedas para reducir el riesgo cambiario.
- Diversificación en la producción: Esta estrategia implica que una empresa amplíe su gama de productos o servicios para reducir la dependencia de una sola línea de producción.
Puedes ver el vídeo del apartado:
En el siguiente documento tienes una ficha de ejercicios para trabajar el apartado:


